martes, 13 de noviembre de 2012

EL NORTE DE CASTILLA VISITA LA CALLE NUEVA DEL CARMEN Y SALE EL COLEGIO.
http://www.elnortedecastilla.es/videos/noticias/valladolid/1962256071001-calle-nueva-carmen.html

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UNA CALLE ANIMADA POR EL RECREO DEL COLE.

La sección A pie de calle, que cada lunes visita una vía del callejero de Valladolid, acude por segunda semana a la calle Nueva del Carmen, la vía que une Pilarica y Belén y donde destaca la presencia de un colegio, La Inmaculada, que anima la vida cotidiana del barrio.
A las once de la mañana, el ecuador de la calle Nueva del Carmen regala un concierto de voces infantiles que juegan en el patio del colegio La Inmaculada. No es algo que suceda hoy de forma extraordinaria, sino que es el sonido de una bendita rutina que se vive aquí desde el curso 1970-1971. Fue en esos años, con el barrio en pañales y sus calles embarradas, cuando el padre Simón López Sanz, de las misiones seculares, decidió abrir un colegio (en principio femenino, hoy ya mixto) para atender a la infancia de los barrios de Pilarica y Belén. «Nuestro fundador se dirigió al Arzobispado y preguntó cuál era la zona de la ciudad más necesitada en aquellos años. Le invitaron a venir aquí y pronto vio la necesidad que tenía el barrio de un colegio», asegura Mari Carmen Ruiz, hoy directora de La Inmaculada, centro con 280 alumnos (desde la ludoteca de dos años, hasta cuarto de la ESO).
Por los pasillos de este centro educativo han pasado a lo largo de su historia decenas, cientos de vecinos de la zona. Como Arancha Arias, estudiante en su día de La Inmaculada y hoy, la hostelera que sirve el café mañanero a las mamás que acaban de dejar al niño en el cole. Ella es la joven propietaria de la cafetería El Carmen, un histórico negocio del barrio cuyo traspaso cogió hace unos años (con remodelación del local de por medio) y que hoy es uno de los puntos de reunión de los vecinos. Aquí, por ejemplo, tiene su sede la peña deportiva Nuria. Natalia Grande, de la ferretería Mileniun, es otra de las grandes defensoras de la calle. «Yo estudié cocina, pero no encontraba nada para mi trabajo. Cuando cerró la ferretería de la zona, mi padre me animó a coger el negocio. No tenía mucha idea, pero mi hermano carpintero me echó una mano. Ahora sigues aprendiendo, con el día a día», asegura Natalia, aunque a referencias ferreteras no hay quien le gane. Y tampoco en su defensa del pequeño comercio. Acaba de preparar unos carteles (ya los lucen varios comercios de la calle en sus escaparates) en los que invita a los vecinos a comprar sus regalos de Navidad en el barrio. En negocios como droguería La Paz, Horno de Canteras, carnicería Vara Lobo, Alimentación Valentín, Alimentación Ángel, el bar Isi (ya metidos en Belén), la peluquería Soraya, el bar Bryan, las golosinas Estrella, la carnicería Burguillo o el taller mecánico el Carmen.

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